viernes, 22 de marzo de 2013

El paciente mendigo.

Hace algunos años yo trabajaba en una poliza dental en la calle Principe,  Desde mi ventana de la consulta se veia esplendidamente toda la Plaza de Santa Ana, un lugar encantador.
Alli he visto de todo. He visto los cambios de estacion, los mercadillos navideños de artesania, cuando estaban permitidos, y tambien he visto borrachos en las esquinas con cartones de vino peleon.
He visto levantar la 2ª parte del Teatro Español, donde ahora esta la cafeteria, he visto las gruas que lo hicieron durante 4 años.
Curiosamente un dia un operario de las gruas estaba tan cerca de mi ventana que estuvimos charlando un rato.   Entre otras cosas le estuve diciendo que porque no usaba casco, cuando era obligatorio; el me dijo que hacia mucho calor para el casco. Es verdad era Julio.
Tambien he visto cortar las calles de alrededor los dias de estreno en el Español.
Al lado, tambien estaba el Teatro Clasico, mas de una vez me he cruzado con  Adolfo Marsillach, en la cafeteria El Dorin, lugar frecuentado por actores y directores, que penosamente hoy ya no existe.
Tambien habia mendigos en alguna de sus esquinas.
A uno de ellos dedico esta historia.
Le veia casi todos los dias en sus cartones cerca de la entrada de la clinica.
Pero curiosamente, un dia no le vi en la calle, entre sus cartones, sino en la sala de espera de mi consulta.
Los demas pacientes le miraban con repulsion. No era para menos: greñudo, larga barba, mal olor, y ademas orgulloso, y mas bien beodo.
Llame a recepcion pidiendo explicaciones, y me dijeron que tenia poliza y habia pedido visitarse conmigo.
Cuando entro en la consulta la cara de la auxiliar era un "poema".
Le revise casi "con escafandra" .
Le hice varios tratamientos.  No solo aquel dia, sino otros posteriores.
Llegamos a entablar conversacion y una cierta amistad.
Incluso llegue a conseguir que se cepillara los dientes.
Me confeso que en sus buenas epocas habia trabajado en un banco y llevaba traje y corbata todos los dias..... Pero "la vida" le habia tratado mal.
Senti cierta pena por el.

Al cabo de un mes lo encontre en su esquina habitual, charle  con el, y entre sus pertenencias me enseño su carton de vino, un cepillo y una pasta de dientes.
Su sonrisa "mellada" ahora era mas amplia, mas blanca y mas limpia.

Un saludo.

                          Dr. Robledo Torres.





2 comentarios:

A las 14 de marzo de 2015, 17:02 , Blogger elblogdeldoctorrobledotorres.blogspot.com ha dicho...

Hecho real.
Un saludo.

 
A las 30 de mayo de 2018, 13:45 , Blogger elblogdeldoctorrobledotorres.blogspot.com ha dicho...

Una historia tan real como la vida misma.

 

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